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domingo, 13 de septiembre de 2015

MI PRIMER EXPERIENCIA - Relato Erotico Gay



Hace un año, tenía 17, conocí a un hombre de 36, un sueño de hombre, alto, ojos azules, gordo (como me encantan), era casado. Para mi era como un sueño...

Yo lo conocí, porque fue mi maestro por unos días, y desde que entró al salón no le pude quitar la mirada, trataba de ser discreto, pero con ese hombre en frente no se podía, luego como a la semana yo le dije que si podría ser mi tutor, y me dijo que si, que nos reuniéramos en su casa para estudiar algunas cosas de matemática.

Me reuní con él al día siguiente, yo llevaba, unos pantalones ajustados y una remera blanca, cuando llegué a su casa, me di cuenta que estábamos completamente solos, el llevaba una camisa de cuadros desabrochada hasta el 4 botón, yo no podía evitar mirar su pecho. Era como lo soñaba,  un macho, como a mi me gustaba.

Me dijo que se le había hecho tarde porque su esposa acababa de irse de viaje, y estaba a punto de entrar a la ducha, yo le dije que no había problema que podía esperar, me hizo pasar y el se fue a bañar, yo sabía que era una gran oportunidad para estar con ese hombre, así que en cuanto entró al baño yo me metí a su cuarto.

Había dejado la puerta del baño abierta y la ducha no tenía la cortina asi que se veía todo completamente, yo me hice el que no había visto nada y entré como si me hubiese equivocado, y allí estaba él, desnudo, cuando lo vi tuve una erección que no podía ocultar, y el se dio cuenta porque me hizo entrar y me dijo que si quería ducharme para estar mas fresco, yo no dije nada y un minuto después el hombre estaba desnudándome poco a poco, con esas manos de hombre fuerte, sentía mi respiración y mi corazón ir muy rápido, él me dijo que me relajara.

Me quitó el pantalón y comenzó a hacerme una buena mamada en el culo, es lo que mas me gusta, sentía su lengua en mi hoyito, era lo mas rico que había sentido, luego de estar completamente dilatado me hizo recostarme y me subió las piernas a sus hombros, se sentía delicioso, cuanto empezó a meter su pija no podía dejar de dar gritos de satisfacción, cosa que al hombre lo ponía mas cachondo, me siguió dando en esa posición por unos 10 minutos y luego me hizo montarlo, eso fue algo completamente maravilloso, después de unos minutos comencé a sentir como su verga me llenaba de leche.

Esa fue mi primer experiencia. Desde entonces me encanta contactar hombres maduros. 


Enviado por un Usuario.

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domingo, 30 de agosto de 2015

EN EL DORMITORIO DE MI PRIMO - Relato Erotico Gay


Esto que voy a contar me sucedió hace unos meses.

Llegué de visita casual a la casa de mis tíos, como llevaba varios días sin ir, mi tío me pidió que me quedara, por que mi primo había salido a una integración de su curso y llegaba algo tarde y quería que me viera, yo tengo 29 años y mi primo 20. 

Mi tío me dijo que me quedara en el cuarto de mi primo ya que no había otro disponible y en ese hay dos camas. El y yo siempre hemos sido algo apegados a pesar de las edades. Mi tío se fue a dormir y yo me quedé en el cuarto mirando tele, como a las once siento que llega un coche y yo para tomar a mi primo por sorpresa me escondí en el closet, las puertas de este son esas que tienen como unas hendijas en diagonal al suelo que se ve de adentro hacia fuera. 

El entró con cuidado, yo creía que era por que mi tío le había prohibido llegar tarde a casa, pero algo raro escuché y era una risa de otro muchacho, por lo que preferí no salir aun, lo que se vino fue algo que jamás me imaginé de mi primo. Al cerrar la puerta del cuarto encendieron una lampara de mesa que daba poca luz pero que me permitía ver claramente lo que pasaba en el cuarto. 

Mi primo y su compañero se empezaron a besar de una forma tan brutal que parecía película porno; jamas había visto a dos personas tener sexo en vivo y ese día fue indescriptible además por que era mi primo al que tenía en otro concepto mas mojigato, se quitaron las camisas salvajemente y se tiraron en la cama que quedaba mas cerca de la puerta del closet donde yo estaba de espectador casual y admirado por lo que estaba presenciando.

Se empezaron a besar todo el cuerpo, mi primo se retorcía a medida que su compañero bajaba besándole el pecho, el abdomen hasta que llegó a su pelvis y abrió su pantalón lentamente y sobre su bóxer lamia su pene de una forma increíble y mi primo contenía los gemidos para no despertar a mi tío (quien tenia un sueño de piedra al igual que su esposa). Siguió quitándole el pantalón y al quitar sus medias empezó a chupar sus dedos y bajó por toda la parte interna de la pierna hasta llegar a su ingle y por un lado del bóxer sacó sus testículos y los empezó a lamer suavemente. Mi primo tenía la almohada en su boca para ahogar sus gemidos y se tomaba sus pechos con fuerza, señal de excitación, creo.

Se notaba que el compañero de mi primo iba al gimnasio, tenía un cuerpo muy atlético. Se abrió sus pantalones y se los fue quitando mientras se contoneaba como si hiciera striptease quedando solo con un slip tipo tanga dejandome ver sus nalgas redondas. 

Al acercarse a la cama, mi primo se sentó y comenzó a besarle el abdomen a su compañero, le puso sus manos a la cabeza y en señal de excitación miraba al techo con la boca abierta y soltando quejidos (ahhh) mi primo le quitó la tanga y salió su pene grande por lo lo menos de 19 a 20 cm por que se veía mas grande que el mio que mide 14 cm pero igual de grueso.

Mi primo se lo llevó a la boca y empezó a chuparlo, fue increíble ver a mi primo en ese papel jamas lo imaginé ya que es de esos chicos que viéndolo jamás imaginarías que le gustan los hombres, eso duró como quince minutos luego se acostaron en la cama y se chuparon mutuamente y guaooooooooooo que placer, jamas me imaginé que un hombre se excitara de esa manera y yo estaba casi que me venia sin tocarme y era algo que me extrañaba pues nunca me han gustado la pelis porno.

Después de como 10 minutos de darse placer mutuo pasaron a la penetración el compañero de mi primo se puso un condón y le levantó las piernas a mi primo dejando su agujero al aire y empezó a lamerlo, mi primo gemía y le decía entre gemidos que lo metiera rápido que no aguantaba mas. Entonces el amigo empezó a meter su enorme pija lentamente, mi primo lo agarraba de los brazos no se si por dolor o por placer pero eso fue el detonante para que yo me viniera en mi bóxer.

Estaba hasta el tope y ver la cara de excitación de mi primo me hizo reventar. Siguieron en ese mete y saca, lo puso de muchas maneras hasta que mi primo se sentó de espaldas a su compañero y se empezó a mover de una manera que me hizo venir de nuevo (yo tenía un mes sin nada de nada), junto con su compañero que se sentó y empezó a besar su cuello y abrazar de manera muy tierna y suave se tumbaron en la cama y así se quedaron como 20 minutos y se siguieron besando. 

Luego se levantaron, recogieron todo, se limpiaron y mi primo salió a despedirlo, yo aproveché a salir del closet y meterme al baño a ducharme y quitarme ese calor acumulado que me había dejado la hazaña de mi primo. 

Terminé de bañarme y no sabía que hacer. Finalmente me envolví en la toalla, (ya que había tenido que lavar mis boxer), antes de ir al dormitorio pasé por la cocina y me serví un vaso de agua. Así fui decidido al dormitorio de mi primo, di un par de golpecitos en la puerta y entré...

Cuando entré, él estaba acostado y una sábana solo tapaba parte de su cuerpo de la cintura para abajo. Quedó muy sorprendido al verme y no pudo evitar mirarme con la toalla que apenas me cubría. Yo también lo miré, recordando como lo había visto minutos antes y no pude evitar que mis 16 cms se hicieran notar. El al darse cuenta, se sonrió, me miró a los ojos y también se tocó...

Y los dos comenzamos a reirnos...


Enviado por Pablo, que nos aclara que lo encontró en Internet y que su autor es Wilmer de Colombia.

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domingo, 26 de julio de 2015

REGALO DE CUMPLEAÑOS - Relato Erotico Gay


Tengo 24 años, a los 19 me declaré gay, a ninguno de mis amigos le molestaba, a excepción de uno, Daniel, que le daba un poquito de pudor.

Soy rubio, estatura mediana, tengo los abdominales marcados y un culito re lindo y soy re pasivo.

El día de mi cumpleaños, salí con mis amigos como todos lo hago todos mis cumpleaños.
Hicimos previa en lo de una amiga, mi amigo Daniel tomó bastante. Tipo 3 de la mañana nos fuimos al boliche, bailamos, seguimos tomando un poco mas y a eso de las 6 y media nos fuimos.

Como Daniel y yo vivimos en el mismo edificio siempre compartíamos el taxi. Llegamos al edificio, entramos y lo acompañé a su departamento.

-Entrá así te doy tu regalito, me dice abriendo la puerta. Yo me río y entro, imaginándome de todo, porque el era el único amigo que me atraía, era alto, pelirrojo, de ojos verde con una barbita re sexy, con todos los músculos bien marcados.

Fue a su habitación y lo seguí, se sentó en la cama, se desprendió la camisa dejando a la vista sus abdominales y pectorales y después su pantalones y se bajó el boxer, ahí fue cuando vi el combo completo, ademas de hermoso, tenía una pija de unos 19 cms. y bastante gorda.

-Hacé lo que quieras, esta noche es tuya. Dudé por un momento, pero enseguida me di cuenta que posiblemente nunca se iba a repetir esta ocasión, me arrodillé y le empecé a chuparle la pija, se la chupé como por 10 minutos mientras el gemía de placer y empujaba mi cabeza para que la chupe toda.

Se levantó y se terminó de desvestir, yo hice lo mismo mientras el buscaba un preservativo y gel.

Me puso en cuatro, me puso el gel y se puso el preservativo, me la metió despacito hasta el fondo, aumentando la velocidad de la penetración.

Después se puso boca arriba en la cama y yo me senté sobre su pija, empecé a cabalgar como loco masturbándome, el me agarró la cabeza y me comió la boca, cosa que yo no había hecho ya que el era hetero, yo aproveché la situación y le devolví el beso, después del beso cambiamos de posición y volvimos a hacer el perrito, después otra vez el abajo y yo arriba, en ese momento no aguanté mas y le acabé en el pecho.

-Donde la querés? me dice.
-en la boca, le digo. Me la saca y me pongo en el borde de la cama, se empieza a masturbar y me da un lechazo impresionante, me levanté y le chupé mi leche por todos los abdominales, los pectorales, y me entretuve con sus pezones.

-Espero que te haya gustado mi regalito; me dice 
-Regalito? ragalote. le digo yo mordiendole un pezón.

Se va a bañar y yo lo hago después de él, cuando iba a entrar a la ducha, él me dice 
-esperá no te emociones que era eso nada mas. Yo le respondo:
- espero que el año que viene sea igual o mejor. 

El no contestó. Yo me bañé y me vestí rápidamente, ordené todo y me fui a mi departamento.

Al otro día, cuando nos vimos él me saludó como si nada hubiera pasado, yo no dije nada, pero me quedé pensando y llegué a la conclusión que posiblemente no se acordara de nada por el "pedo" que tenía.

Nunca mas me dio ese regalo, ni tampoco hablamos del tema, pero jamás voy a olvidar el regalo de mi amigo Daniel cuando cumplí los 23...


Enviado por Alfredo, que nos dice que lo encontró en la red y el autor se llama Santiago.

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domingo, 28 de junio de 2015

EL ELECTRICISTA ME COLOCÓ LOS PLAFONES - Relato Erotico Gay (Con fotos)


Hace un par de semanas, mi esposa viajó por unos días a saludar a su familia por las fiestas. Como yo trabajaba no pude acompañarla y me quedé solo en casa.

Decidí hacer algunos arreglos para sorprenderla a su regreso y se me ocurrió cambiar lámparas en todos los ambientes y cortinados en el dormitorio.

Por las lámparas fui a una casa de iluminación para pedir asesoramiento y compré plafones sobrios pero modernos y no tan caros. 

En esa misma casa pregunté sobre la posibilidad de conseguir a alguien para que haga la instalación. El vendedor me puso en contacto con un instalador y acordamos el día en que vendría a trabajar. Tenía que colocar varias lámparas por lo que necesitaría todo un día y vendría con un ayudante.

El día acordado llegó puntualmente. Como imaginarán, fines del mes de diciembre era un día de muchísimo calor. Estaba vestido con impecable ropa de trabajo.

Era un hombre de 40 años de 1.70 de alto, pero muy musculoso y sus nalgas llenaban muy bien los pantalones igualmente sus muslos. Se veía un pecho cubierto de pelos abundantes y negros.

El ayudante nunca llegó y esto lo puso muy mal y como yo que tenía cierta urgencia de ver todo terminado, me ofrecí para ayudarlo y él aceptó y pusimos manos a la obra.

Comenzó sacando todos los plafones viejos siempre subido en una escalerita de solo cuatro peldaños, eso hacia el trabajo muy difícil.

Yo colaboraba teniendo la escalera y alcanzándole todo lo que necesitaba. Como él estaba siempre arriba de la escalera y yo la sostenía, muchas veces quedaba ubicado delante de él pero a una altura por demás privilegiada. Delante de él, cuando levantaba las manos para trabajar en las lámparas se inclinaba hacia delante de modo que mi cara quedaba justo frente a su bragueta. Tenía un panorama envidiable. Sin querer me empecé a calentar cada vez más.
Yo no me perdía detalles de sus movimientos y no podía evitar mirarle el bulto ya que casi todo el tiempo lo tenía delante de mi cara. Mis ratones estaban a mil y "accidentalmente" de vez en cuando apoyaba mi cara, él estaba muy ocupado y no decía nada. 

A medio día hicimos un alto y nos dispusimos a comer algo que yo ya tenía preparado, pizza con cervezas. El fue al baño se tomó un buen rato y volvió muy limpio a comer. 


Mientras hacíamos desaparecer la pizza hablamos de muchas cosas. Entre otras cosas me contó que no tenía hijos y que se estaba separando de su esposa. Lo dejé hablar un poco. Seguimos comiendo la pizza y tomando la cerveza. Hablamos de sexo. Le pregunté si estaba saliendo con alguna otra mina y me contestó que por ahora no. Entones le pregunté "cómo se arregla con el sexo" y me dijo: "cómo se puede".

Nos reímos y luego nos pusimos de vuelta a trabajar. Yo estaba muy excitado y me di cuenta que él también. 

Varias veces se llevaba la mano a la entrepierna y se acomodaba el bulto. Yo seguía con mi cara cerca de su entrepierna, y noté que me pedía cosas a propósito para que yo me acercara. Vi que su cierre estaba un poco bajo y que su bulto estaba más grande y más duro.

Yo seguí el juego y cuando le sostenía la escalera apoyaba mi cara a propósito y sentía su dureza. Y hasta olía el sexo. Se había desabrochado la camisa. Por lo tanto tenía su abdomen bien trabajado delante mío.
Su pija estaba hacia arriba y parecía que quería salir. Yo no podía mas de la calentura y decidí "en broma" apoyar mi boca, nos miramos, nos reímos y él directamente apoyó su pija en mi boca. 

Le dije ¿porqué no bajás un ratito así descansamos? y dijo creo que va a ser mejor hace mucho calor acá. Bajó se sentó en un sillón grande y mientras se acariciaba el bulto, me dijo: "creo que tenemos que hacer algo con esto".


Yo me acerqué le bajé el cierre del todo y saqué ese pedazo grueso y escultural que me enloqueció. Grueso, largo y muy duro. Me lo llevé a la boca y se la chupé todo lo que pude, no entraba toda en mi boca. 



Terminé de bajarle el pantalón y lamí sus bolas muy peludas y el culo. El se dejaba, estaba muy claro que disfrutaba todo y me decía: "cuanto hace que no me hacen esto! Qué bien la chupás, me estas volviendo loco". 



Me dijo ¿te dejás coger? Y yo le dije "probemos". Después él me bajó el pantalón y me buscó la cola y me dió una chupada espectacular.


Metió un dedo y yo le facilité el trabajo y seguí chupándolo todo. Después fueron dos dedos y luego tres. Ahí me dolió porque sus manos eran muy grandes y sus dedos muy gruesos.

Me dijo, ¿querés que te le ponga? yo le dije, sí, pero despacito. Y ni corto ni perezoso saqué los condones que después del almuerzo había puesto en mi bolsillo. Él se sonrió y me pidió que yo se lo pusiera. Así lo hice y enseguida comenzó él con lo prometido, lo hizo con cuidado pero hasta que entró toda.
Yo en cuatro patas y el atrás  gozando como loco. No podía creer lo que me estaba pasando, parecía un sueño erótico. 

Después me dio vuelta y me sentó sobre él, y con sus brazos fuertes comenzó a levantarme y bajarme, metiéndomela hasta el fondo y saliendo.

Veía su cara, su sonrisa de placer, me sostenía con fuerza y entraba y salía a un ritmo divino. Sentía toda su pija entrando y saliendo de mi culo y golpeaba en cada embestida. Me miraba. 

Acercó su boca a la mía y me dio un beso recorriendo mi boca con su lengua y así se mantuvo hasta que acabó. Yo aproveché para masturbarme y acabé con su pija todavía dura dentro de mí.

Después sacó la pija con suavidad se recostó a mi lado. Me dijo que esta era la primera vez que llegaba tan lejos con un tipo, que algunas veces se la habían chupado, pero que esto le había gustado mucho.

Yo rogaba volverlo a ver. Pero lamentablemente no pudo ser ya que dejó de trabajar en la empresa que lo mandó y perdí el contacto. 

Las lámparas quedaron muy bien, y yo también!

Relato enviado por Usuario del GCU.

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domingo, 31 de mayo de 2015

COMENZAMOS EN UN BAÑO PÚBLICO - Relato Erotico Gay (Con fotos)


Les cuento que esta historia empieza en un baño público.

Cuando entro por pura casualidad en un supermercado de mi barrio, que ya no existe, en el cual había tres baños, en cada uno de los baños dos o tres hoyos en las paredes. Siempre que iba había varios hombres mirándose y masturbándose, desde pendejos de 16 hasta veteranos de 60. Unos iban a coger gays... otros a mamársela, se miraban primero y de ahí se iban juntos y si tenías facha y buen culo o buena poronga te hacían acabar mas rápido.

Bueno... la cosa es que yo iba muy seguido a ese famoso baño, me gustaba mirar pijas en acción, que se masturbaran y que se vinieran con esa lechita caliente.

Un día fui a ese lugar y me metí al baño, estaba esperando cuando alguien entró y se metió al baño de al lado y se empezó a masturbar y mi curiosidad era tan grande que me atreví a mirar por el hoyo (un glory hole improvisado) y ¡sorpresa! era un flaco del barrio que me gustaba mucho. Bien machito, lomito de gym, onda nada que ver, olor a macho. ¡De mi liceo!

Era muy hombre, pero me lo encontré en el baño, yo me angustié. ¿Qué le iba a decir?

Después el miró y yo pienso que sintió lo mismo, yo salí del baño y él también salió y me pidió que no me fuera, acepté y no me fui. El me preguntó que si quería mamársela, le respondí que si, nos metimos a un baño y se la empecé a  mamar.

Al otro día en el liceo, el iba a quinto año y yo a tercero, me dijo que lo esperara que tenía algo que decirme. Me quedé, me pidió que se repitiera, yo le contesté que si, y le hice una pregunta ¿te gustó como te la mamé? Me encantó -fue su respuesta. Ahí empezó una relación entre él y yo, se fue dando, después fue mas que buena.

Hasta que un día él me preguntó si quería tener relaciones (quería penetrarme, me dijo). Yo contesté que si y nos fuimos a su casa. En su cuarto, me hizo el culo por primera vez, yo venía invicto, (tenía mucho miedo de que se presentara alguien y no saber que decir), le mamé la verga como siempre lo hacía.

Después me dijo que me volteara y me metió su poderosa pija que ese día parecía más hinchada que de costumbre, me la metía y sacaba cada vez con mas rapidez y sentía dolor, pero al mismo tiempo un placer grandioso y le pedía más.

Todavía hoy recuerdo como de repente empecé a sentir dentro mío su leche saltando caliente, muy caliente en cada chorro que rebotaba contra las paredes de mi orto. Yo no sé en que momento acabé, pero había manchado las sábanas y nos quedamos dormidos con su pija muriéndose dentro de mi culo.

Todo pasó hace más de ocho años y ahora vivimos juntos, tenemos proyectos  y siempre que contamos como nos conocimos a los amigos se quedan asombrados por el lugar donde comenzó esta historia de vida y de que hayamos llegado hasta donde hemos llegado nosotros, hasta ahora yo sigo con él.

Quería contarlo porque los dos hemos notado que hay cierto pesimismo a la hora de conocer a alguien en un baño público, una orgía o en un trío, pareciera que las cosas no pueden pasar de allí. Que están condenadas a morir después del polvo, cuando ya acabaste.

De hecho nosotros tenemos a veces (no siempre) camas con otras parejas o personas, pero estamos seguros de que es lo queremos cada uno del otro. 

Ahora me doy cuenta que, seguros estuvimos siempre, de hecho yo lo veía en le barrio y pensaba que me gustaría salir con él, si se daba solo mamarla lo hubiera aceptado, era mejor que nada, pero en realidad quería esta vida que estoy llevando. Es una cuestión de actitud, querer realmente es poder. Inténtenlo.¡Suerte a todos!


Relato enviado por Héctor.

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domingo, 26 de abril de 2015

PAJEÁNDOME EN EL OMNIBUS - Relato Erotico Gay

Tengo 25 años y quiero contarles algo que me 
sucedió hace mas o menos dos semanas.

Eran las 6 de la mañana, tomé el ómnibus para ir a mi trabajo que se encuentra a 40 minutos aproximadamente de donde vivo, había pocas personas, yo tenía un poco de sueño así que quise aprovechar para dormir un poco, busqué casi los últimos asientos y me dispuse a descansar. Cerré mis ojos y se me vinieron a la mente escenas eróticas de una película que dos días antes había visto y mi verga comenzó a ponerse muy dura, tan dura que hasta me lastimaba el pantalón. Aprovechando que no había nadie cerca me metí la mano y acomodé mi tronco que estaba duro para que estuviera mas cómodo. 

Al tomarlo con mi mano noté que estaba todo lubricado y eso me excitó así que decidí acariciarlo sin parar, me sobaba todo el bulto hasta los huevos, de pronto el ómnibus se detuvo y subieron más personas así que tuve que sacar mi mano del pantalón y hacerme el dormido, sin abrir los ojos sentí que alguien se sentaba a mi lado.

Esperé unos segundos y abrí los ojos para mirar quien era que me venía a interrumpir... Tenía aproximadamente mi edad aunque más bajo de estatura, al parecer acababa de llegar de vacaciones ya que estaba bastante bronceado, no le di importancia y tuve que hacer lo posible por tratar de dormir para no pensar en aquella buena pajeada que no me pude hacer. 

Mi verga seguía dura y no podía seguir así... Entonces se me ocurrió meter la mano por el bolsillo del pantalón para seguir tocándome, pero por más que lo intentaba no podía, así que decidí cubrirme con mi maletín de forma que me pudiera meter la mano y no se viera lo que estaba haciendo. Saqué mi verga por completo y continué con ese "sagrado ritual", de pronto el ómnibus frenó del tal forma que el maletín me cayó y mi verga quedó al descubierto. 
Mi compañero de asiento me miró sorprendido y yo no supe que hacer. Tomé rápidamente el maletín y volví a ponerlo en su lugar; en eso me dijo:- “vi que te estabas masturbando no te pongas mal, no tenés porque sentir vergüenza  somos hombres y los hombres a veces tenemos muchas necesidades”. Yo me sorprendí de aquellas palabras y le dije que tenía razón. 


Ya con más confianza entonces, le pregunté "si no tenía problema para que yo continuara haciéndolo total ya me había visto y además no había nadie más en la parte de atrás de aquel ómnibus". Me dijo que el también iba a hacer lo mismo y se bajó el cierre del pantalón, sacó una verga que también estaba completamente grande y dura:- "si que la tienes grande".
Yo le respondí:- "pues la tuya no se queda atrás" y comenzamos a reírnos, pero en ningún momento dejamos aquel sube y baja de nuestras manos, en eso él tomó mi verga y la comenzó a masturbar, era una sensación demasiado excitante, yo hice lo mismo, tomé su trozo duro de carne y comencé a pajearlo como si se tratase del mío ya que como hombres conocemos perfectamente de qué forma debemos tocar nuestros miembros porque conocemos los puntos más sensibles y nadie puede hacértelo mejor que otro hombre ya que al tener lo mismo también conoce cada uno de esos rincones.

El placer seguía aumentando y a su vez debíamos actuar como si nada pasara ya alguien podría vernos y eso para mí era la parte mas excitante, de pronto sus gemidos aumentaron y gran cantidad de leche espesa y caliente comenzó a derramarse de su enorme verga, el seguía masturbándome mientras yo tocaba mis huevos que estaban a punto de explotar, en eso un gran chorro de semen casi hirviendo salió a presión llegando hasta el respaldo de mi asiento, otro chorro cayó sobre su mano dejándola toda pegajosa, toda la parte trasera de aquel ómnibus tenía olor a semen, nos limpiamos y sonreímos, el ómnibus se detuvo, habíamos llegado a nuestro destino. Bajamos haciendo algunas bromas como si fuésemos grandes amigos de mucho tiempo.

Fuimos a un baño a orinar y seguimos haciendo algunas bromas de que si nos hubiera visto el chofer o algún otro pasajero, etc. 
Nos lavamos las manos, nos dimos un abrazo y nos despedimos. Comencé a caminar hacia mi trabajo y el corrió para alcanzarme diciendo:- “Por cierto me llamo Martín y este es mi numero…”

Relato enviado por JC.

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domingo, 29 de marzo de 2015

JUEGOS NOCTURNOS EN LA AZOTEA - Relato Erotico Gay


Tenía entonces unos 19 años. Eran altas horas de la madrugada cuando regresaba aquel día a casa. Había estado de fiesta con unos amigos y mi borrachera era considerable. Durante la fiesta había tratado de ligar con un chico guapísimo que había por ahí, pero al final mi intentó fue un auténtico desastre, así que me quedé con la frustración del fracaso y con un buen calentón.

Mientras esperaba el ascensor, ya en el portal de mi casa, se me ocurrió una de esas cosas que probablemente uno descartaría de inmediato en un estado normal de sobriedad, pero que estando como estaba en ese momento me pareció sumamente excitante. Vivo en un edificio bastante alto, que tiene en la parte superior una gran azotea con vistas espectaculares. Esa es una zona comunitaria, a la que todos los vecinos tienen acceso. En alguna ocasión, sobre todo en noches de mucho calor,  había ido hasta allí para disfrutar del aire que a esa altura corre, y casi siempre me ha tentado la idea de, en medio de la oscuridad, el silencio y la soledad que ahí reina, desnudarme completamente y hacerme una buena paja. Pero nunca me había atrevido… hasta esa noche.

Tras dudar unos segundos, la excitación que mi cuerpo había acumulado a lo largo de la noche se impuso a todo reparo que mi mente pudiera alegar y, ya en el ascensor, mi determinación fue total. Lo que siempre me había detenido había sido la posibilidad de que alguien me pillara, pero en ese momento eso me importaba bien poco. Así pues, después de entrar sigilosamente en mi casa, tratando de no despertar a mis padres, y agarrar la llave de la azotea, me dirigí hacia allí por las escaleras, casi corriendo.

Pensar que a esas horas de la noche alguien tuviera algún motivo para estar en la azotea se me antojaba absurdo, pero aún así, al percatarme de que la puerta estaba cerrada con llave me quedé más tranquilo. Soplaba un aire delicioso, en el cielo brillaban algunas estrellas y la oscuridad inundaba el amplio espacio. Me acerqué hasta la barandilla más próxima, observando durante unos segundos las imponentes vistas. Mi mano no tardó en bajar hasta mi entrepierna, donde mi polla, ya morcillona, empezaba a empujar el bóxer que la cubría. Comencé a sobar mi polla lentamente por encima del pantalón hasta estar completamente empalmado. En ese momento desabroché mi pantalón, que de inmediato cayó al suelo y me quité la camiseta que llevaba puesta.

Me sentía cada vez más excitado. Estando sólo en calzoncillos, me dirigí a una de las esquinas de la gran azotea, donde sopla más fuerte el fresco aire y hay mejores vistas, y me quité también el boxer. Tras ensalivar bien mi polla, comencé a masturbarme con ganas, mientras en mi mente, hombres bellísimos me follaban bien duro, y mientras mi otra mano acariciaba todo mi cuerpo. No tardó esta última en llegar hasta mi culo y empezar a acariciar mi ano con un dedo, que poco a poco fui introduciendo. Me sentía realmente bien, el placer llenaba mi cuerpo y notaba que en breve iba a llegar al clímax.

En ese momento, sin embargo, algo me sobresaltó. Del otro lado de la azotea, en la barandilla que había justo frente a la puerta, escuché un ruido raro. Inmediatamente dejé de moverme y me di la vuelta. Lo único que podía ver, en medio de la gran oscuridad del lugar, era la parte superior de una silueta, recortada contra la brillante oscuridad del cielo, tratando infructuosamente de encender un mechero. Me quedé paralizado. El miedo invadió mi cuerpo. Estaba completamente desnudo y mi ropa desparramada por el suelo. No había forma de disimular ni esconderme si me descubrían. Sólo podía imaginar la gran vergüenza que pasaría y cómo se lo explicaría a mis padres. En mi absoluta quietud pensé que tal vez no se daría cuenta de mi presencia. Pero al darse la vuelta para irse por la puerta, mi propia silueta quedó evidentemente a la vista del otro.

-Ah… ¡hola! buenas noches. Disculpa, no me había dado cuenta de que había alguien más aquí… –me dijo, notándose en su voz la sorpresa.

-Sí, yo tampoco… -fue lo único que logré decir. Mi mente sólo pensaba en que debía lograr mantener la distancia, puesto que así, era imposible que viera mi desnudez, y esperar a que se fuera.

-¿No tendrás por casualidad un mechero, no? Es que he venido a fumar y el mío no funciona. -el miedo me embargó de nuevo al entender que se estaba acercando hacia mí.

-No! –dije precipitadamente y muy nervioso, pensando la manera de evitar su avance.

-¿Quién eres, por cierto? Es que no se ve nada. Soy el del 3º B, ¿y tú? -y mientras decía todo esto, avanzó directamente hacia mí.

Parecía inevitable que me descubriera y no sabía qué responder. Cuando estaba apenas a unos metros de mí, sin embargo, vi como se paró en seco y se agachó. Por un momento me alegré, aunque no entendía qué sucedía.

- ¿Qué es esto? –dijo al levantarse, mientras sostenía en su mano mis calzoncillos. No se me ocurría qué decir, ni qué hacer, así que permanecí en silencio y completamente quieto.

Continuó avanzando hacia mí, ahora más lentamente, imagino que con su mirada fija en mí, tratando de averiguar qué sucedía. Yo no tardé en darme cuenta de quién era: uno de los vecinos del edificio, un tipo realmente guapo, de veintipocos, alto, rubio, con cuerpo muy atlético y muy simpático. Pero lógicamente, con la proximidad no fui el único que se dio cuenta de las cosas. Al contemplarme ahí parado, completamente desnudo, con la mano derecha sobre mi pene empalmado y la otra con un dedo en mi ano se quedó parado otra vez. Yo no tenía ni idea de cómo podría reaccionar.

-Menuda fiestecita tienes montada, criatura, jejeje… -dijo de repente, visiblemente divertido.

-Oye, mira, lo siento… no es lo que parece… no sé qué me ha pasado… ya me iba… no se lo digas a nadie, por favor… es que… -la vergüenza bloqueaba aún más mi mente. No era capaz de articular una frase coherente.

-Tranquilo, hombre, pajearse es un buen hobbie, jeje… Aunque tampoco está mal que de vez en cuando alguien te eche una manita… -dijo al tiempo que, para mi gran sorpresa, puso su mano fuerte y fría sobre mi abdomen, haciendo estremecer todo mi cuerpo -Se te ve muy bien… eres un chico realmente guapo. Me encantaría ayudarte un poquito… si tú quieres -y justo en ese momento, acercó su cara a la mía y me dio un magnífico beso. Noté su lengua llegar hasta el fondo de mi boca, mientras su mano agarraba con fuerza mi polla y empezaba a pajearme.

Después de darme un segundo beso, se arrodilló lentamente y se puso mi polla en la boca. Me la chupó muy suavemente, pasando su lengua por todas partes, hasta hacerme sentir que no aguantaría más. Él se dio cuenta, puesto que mis gemidos eran, en ese punto, incontrolables.

-No te corras todavía. Esto no ha hecho más que empezar –y dicho esto se levantó, puso sobre mi cabeza su fuerte mano y me empujó hacia abajo. Quedé de inmediato de rodillas sobre el frío suelo, con mi cara frente a su abultado paquete. Le desabroché el cinturón apresuradamente y le bajé de un tirón pantalón y calzoncillos, dejando al descubierto una polla realmente grande, de unos 22 cm, muy gruesa y ligeramente decantada hacia la derecha. No me pude contener e inmediatamente me la puse en la boca. Tras lubricársela un poco, volvió a poner su mano en mi cabeza y, con fuerza, comenzó a follarme la boca. Con cada embestida llegaba hasta mi garganta, de modo que al principio me producía arcadas, pero me encantó esa sensación de dominación que su brazo me imponía. Estuvo un buen rato así, estirando las comisuras de mis labios y llenando mi boca de su sabrosa carne.

-Ahora me gustaría follarme ese culito… -me dijo, y dio en ese momento la última embestida de su polla en mi boca.

-Sí, por favor, fóllame… -le dije, en cuanto mi boca quedó vacía -Quiero sentir esa polla en mi interior –y realmente mi mente no podía pensar en otra cosa.

Me hizo levantar del suelo, volvió a besarme con mucha dulzura y me dio la vuelta. Quedé de nuevo de cara al cielo y las calles de mi barrio. Noté sus dedos, bien lubricados de saliva, jugar con mi ano un ratito, mientras me daba un condón para que yo se lo pusiera. Volví a chupársela y lentamente comencé a ponérselo, mientras seguía comiendo su enorme polla. Él volvió a mi culo, primero con su lengua para humedecerlo, mientras seguía acariciándolo y jugando con sus dedos. Y enseguida comenzó a meter su polla, entrando y saliendo suavemente. Luego hizo inclinar mi espalda sobre la barandilla y la metió con mucho cuidado, primero el glande un par de veces para, a continuación, dar una fuerte embestida que me hizo sentir que me había partido en dos. Di un fuerte alarido, pero antes de que el dolor de esa primera enculada desapareciera del todo, volvió a cargar con fuerza, llegando con ésta al fondo de mi culo. El dolor era increíble, jamás me había dolido tanto. Estuve a punto de pedirle que parara, pero en ese momento comenzó a mover circularmente su polla en mi interior, rozando todo el fondo de mi ano, y eso me produjo un gran placer.

No tardó en dar inicio a la follada. Primero, muy lentamente, la sacaba a medias de mi culo y me la volvía a meter hasta el fondo, provocando una exquisita mezcla de dolor y placer. Luego pasó a sacármela prácticamente entera y a embestir con fuerza, mientras en mi cara soplaba el fresco aire de la noche.

-Me encantan los culitos estrechos como el tuyo… -me susurró al oído y besó luego mi espalda y mi cuello.

Poco a poco el ritmo se fue incrementando, al igual que el placer que sentía en el interior de mi cuerpo y mis gemidos se hacían más y más intensos. Mientras me follaba así, agarró con su mano mi polla para masturbarme suavemente.

De repente, tras un rato, paró y me sacó de golpe la polla, dejándome una sensación de vacío que jamás había experimentado antes y, agarrándome por los brazos, me tumbó en el suelo. El frio de las baldosas en mi espalda me hizo estremecer mientras él se ponía encima de mí y, tras besarme con pasión, recomenzó a follarme con fuerza desde una nueva posición. Puse mis piernas alrededor de su cadera para que me embistiera con más brío y aumentara mi gozo.

Tras un rato así no pude aguantarme más y eyaculé con fuerza, sin tan siquiera tocarme, cayendo la cálida leche sobre mi pecho. Al notar que me había corrido, dejó de follarme, me besó tiernamente y se levantó. Estando yo tirado en el suelo me agarró y me hizo poner de rodillas. De nuevo me encontraba frente a esa magnífica polla. Le saqué el condón y como al principio me la volví a poner en la boca, mi cabeza quedó entre su fuerte mano y su mástil, no pudiendo hacer otra cosa que tragar y tragar polla hasta el fondo. Noté como sus gemidos fueron intensificándose a medida que aumentaba el ritmo de las entradas y salidas hasta que, al final, su semen bien caliente inundó mi boca y cayó sobre mi pecho. Tras correrse, pude aún disfrutar un rato de su polla en mi boca mientras la dejaba bien limpia e iba quedando cada vez más flácida.

-Me ha encantado. Nunca me la habían comido tan bien –tras lo cual volvimos a besarnos muy tiernamente. Luego bajó su cara hasta mi pecho y lamió con su lengua los restos de semen que habían caído encima de mí.

Después de todo esto, me vestí mientras me miraba con dulzura y nos fuimos cada uno a nuestra casa.

-Espero que nos volvamos a ver –me dijo, sonriendo, al despedirnos.

-Y yo también lo espero. Hasta pronto –y así me despedí… por esa noche…“

Espero que les guste y lo comenten.

Relato enviado por Javi.

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