A veces no hacen falta muchas palabras para que sucedan las cosas, y algo así me sucedió no hace mucho tiempo, nuevamente en el mismo vestuario del Club al cual voy desde hace 20 años.
Era viernes, cerca de última hora, y el movimiento de gente ya era escaso.
Bajamos de la sala de musculación en el ascensor lateral el cual es bastante chico, caben 4 personas, y eramos 6.
Son inevitables los roces con alguna nalga, o una mano que cae y "choca" contra un paquete en forma accidental...
Estábamos todos en silencio, quizás por el cansancio, quizás porque la situación era incómoda porque a alguno lo "estaban punteando" y no había espacio para moverse, etc.
Como sea, salimos casi que en estampida del ascensor cada uno para su locker, y seguíamos todos en silencio, nadie decía nada.
Yo agarré por el pasillo de la derecha, cuatro filas de lockers (cerca de las duchas), doblé a la izquierda y me fui al mío, que estaba casi en la mitad de la fila.
Abrí el candado, saqué las cosas y las apoyé en la banca a mi izquierda.
En cierto modo estaba "protegido" por la puerta, que abre hacia la derecha, por lo que no veía nada hacia ese lado.
Me saqué la ropa despacio ya que me dolían los músculos por el ejercicio hecho.
Al llegar al short, me paré, lo desaté y simplemente lo dejé caer.
Vale decir que solo uso el short, no uso ropa interior y ademas siempre llevo la cabeza del pene descubierta por lo que me queda expuesta a los roces, y esta no fue la excepción: el short al deslizarse hacia abajo rozó la cabeza y se me empezó a parar muy lentamente.
No tengo problemas con eso; normalmente cuando pelo se me para por lo que no había nada raro en eso. Quizás lo incómodo era el lugar.
A raíz de otras experiencias sexuales que tuve decidí depilarme totalmente. De hecho del ombligo para abajo y hasta los pies, no tengo ningún pelo, sea adelante o atrás.
Suelo bajar tarde a las duchas porque es ahí donde me depilo, especialmente la cola, y es mas tranquilo hacerlo sin gente o con alguno que ya sabes que "no pasa nada" porque está haciendo lo mismo y entre fantasmas no nos vamos a andar pisando la sabana!
Levanté el short, que estaba en el piso, y lo hice como siempre lo hago: doblándome a la mitad ya que tengo buena elasticidad, con lo que mi cola queda expuesta a quien desee verla desde atrás y/o costados.
Estaba tan cansado que tarde una eternidad en llegar y volver a subir, por lo que cuando terminé me dejé caer en la banca, apoyando los codos en las rodillas y mirando hacia abajo y veo mi verga, que estaba a medio parar, porque siempre que me doblo así imagino que me están viendo y eso me excita!
Guarde la ropa y cerré la puerta del locker.
En ese momento, no se por qué miré hacia la derecha y vi que casillero por medio había otro flaco, también en bolas, que me señalaba con su verga mientras se secaba la cabeza.
Nunca había visto algo así (tampoco vi tantas, aclaro).
Era grande.
Era gruesa.
Era larga.
Era ancha.
Y estaba parada.
También tenía la cabeza descubierta, lo cual le daba un aspecto mas morboso.
También estaba depilado.
Y tenía también dos pedazos de huevos colgando que eran por lo menos tentadores. En resumen, era una herramienta llamativa.
No lo miré a la cara, simplemente le vi el pedazo. ¿Qué habrá sido? ¿2 segundos? ¿3 segundos? ¿5 segundos? No lo se... pareció una eternidad.
La forma en que se movía lateralmente como diciendo "no" a medida que "su dueño" se secaba la cabeza era por demás sensual, y qué decir de los testículos, enormes, que también se movían pero desacompasadamente.
Algo más sobre mí.
Si bien prefiero las mujeres, también he tenido relaciones sexuales con otros hombres pero en forma ocasional, tanto en forma activa como pasiva, solos o en grupo (todos con todos) en un sauna cerca de la terminal de ómnibus.
Mi herramienta es de tamaño regular, unos 18 cm por 5 cm de diámetro y cabeza acorde. Mi cola es quizás un poco mas grande de lo que normalmente suelen tener los hombres, pero ta. No me quejo. De hecho me gusta que me la acaricien.
En esta oportunidad no se qué pasó; lo que sí se es que guardé todo en el locker, me levanté dándole la espaldas al vecino y me fui, así en bolas, hacia los baños privados, que están en dirección opuesta a las duchas, y en un lugar mas reservado ya que está "a la vuelta" del salón principal.
No miré atrás.
Entré a uno de los privados (que sea dicho de paso, son muy angostos) y me senté. La puerta la dejé entornada, solo quedó una pequeña rendija.
No había llegado a pensar qué estaba haciendo ahí (porque de hecho no tenía ganas de ir al baño) que el flaco de al lado estaba abriendo la puerta del privado y su grande, gruesa, larga, ancha y parada verga lo precedía.
No se... habrá quedado detenido a no menos de 10 cm, y al cerrar la puerta (que increíblemente abre hacia adentro!) se vino sobre mí y su poderosa herramienta enfiló desorientada hacia mi cara y yo instintivamente lo atrape con mi boca y empecé a recorrer la parte baja de la cabeza y parte del tronco con mi lengua.
Aún seguíamos sin decir una sola palabra...
Esa enorme verga aterrizó en mi boca y sin tocarla con las manos comencé a recorrerla en toda su extensión.
Nunca tuve problemas en chupar una pija; la leche me genera aún algunos problemas, pero en esta ocasión estaba tan ensimismado que perdí la noción del tiempo y de las circunstancias, y desesperadamente estaba entregado a chupar ese pedazo de carne que hervía en sangre.
Se ve que no lo hice tan mal, porque en un momento me toma la cabeza con ambas manos y empieza a cogerme la boca con furia, y las enormes bolas comenzaron a golpearme en la pera, y de repente, cuando ya presagiaba que me iba a inundar la boca de leche calentita, empuja mi cabeza hacia atrás... y la veo, la cabeza hinchada en sangre y la lechita empezando a escurrirse levemente.
En ese momento la agarre con las manos, la corrí hacia un costado y comencé a recorrerle el tronco con la lengua, al tiempo que lo pajeaba.
Me hizo soltarle la verga por lo que seguí chupándole los huevos con vehemencia lo que le provocó una enorme y violenta sacudida, que hizo que varios chorros de leche hirviendo salieran por el aire y aterrizaran en mi hombro desnudo y corrieran hacia abajo, por la espalda.
Y aún seguíamos sin decir una sola palabra...
Lo seguí masturbando con fuerza, él se sacudía como si estuviera tocando un cable pelado y en ese momento con una de las manos empecé a tocarle las nalgas, que eran de por cierto grandes y depiladas, aunque no tan suaves como las mías.
Torció la columna y sacó la cola para atrás, como un "gato contento" y me dejó el camino libre hacia el oyo, que empecé a explorarlo con los dedos mientras, en ataque de desesperación, me mandé esa verga otra vez para la boca, y en dos o tres lenguetazos lo hice acabar otra vez, al mismo tiempo que mi dedo indice entraba en su orto.
De placer se dobló hacia adelante y ocurrió lo impensado hasta ese momento, y me dijo "Yo te limpio la espalda".
Me levante y me apoyé en la pared de la cisterna, por lo que quedé de piernas abiertas por la taza y con el cuerpo doblado hacia adelante, apoyado con las manos en la pared (como en un cacheo policial).
Se acercó a mí, puso su herramienta entre mis piernas y quedamos su verga por debajo de la mía y apoyado contra mí comenzó a limpiar con su lengua mi espalda, tomándose su propia leche.
Me produjo una excitación tan grande que mi oyo comenzó a abrirse y cerrarse con vehemencia y él notó eso, y sin decir nada siguió recorriendo mi espalda con la lengua hasta que llegó a mi nerviosos y desesperados cachetes.
Y de repente... me hizo ver las estrellas. Todas juntas.
Pese a que lo había hecho acabar dos veces aún tenía fuerzas para penetrarme.
Al principio solo apoyó la cabeza y fue mi orto el que abriéndose y cerrándose con desesperación, el que comenzó a llevárselo hacia adentro, y una vez que entró parte de la cabeza empujó con fuerza y me ensanchó el orto a tal punto que se me aflojaron las piernas.
No se cuantos bombazos me habrá dado. Por el dolor fue una eternidad pero por el placer fueron segundos.
Entró.
Salió.
Entró.
Salió.
Metió hasta las bolas.
Se quedó quieto adentro y me pareció que me empalaban.
Acabó nuevamente y siguió bombeando.
Para mi sorpresa, bajó rápidamente hasta mi cola y me consoló con su lengua, y en esa "consolación" por el castigo recibido, se llevó otra vez parte de su leche.
A todo esto, que con el dolor se me había aflojado un poco, con el placer de sentir su lengua en mi dolorido oyo me hizo endurecer otra vez la verga hasta un punto que nunca antes había experimentado.
Me quedé esperando más, y cuando me di vuelta el flaco se había ido.
Yo estaba con el culo literalmente destrozado pero sediento de mas, con la verga indecentemente parada, sin ropa ni toalla ni nada y así tenía que volver al sector de los lockers.
Caminé como pude los cerca de 30 metros que separan el baño de mi locker, porque realmente me dolía el culo.
Cuando llegué él ya se había ido y había otro flaco, casi a espaldas mía.
Por todo el cuadro, sin dudas notó que algo había pasado; me dijo que era doctor y que no tenía problemas en revisarme "el pié" por si me hubiera esguinzado; la cara le cambió cuando le dije que "no es el pie lo que me duele", me puse de frente a mi casillero para sacar mis cosas e ir a bañarme, y por el comentario que me hizo imagino que se agachó a verme la cola, que la tenía levemente abierta (seguía sin poder cerrarla).
No se qué habrá visto, pero gentilmente (y desde atrás mío) me puso una mano en el hombro y la otra en la cintura, bajándola lentamente hasta que me tocó una nalga y me dijo que no me preocupara, que como doctor igualmente me iba a revisar... pero eso será motivo de otra historia.
Solo 5 palabras son las que recuerdo del flaco de verga grande, gruesa, larga y ancha.
Solo 5 palabras que me hicieron comprender que el placer no se alcanza únicamente cuando la metemos. El placer también puede alcanzarse de otras maneras, pero para ello hay que estar dispuesto a recibir.
Doy fe de ello y mi culo también.
By Desvirgado.
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