En un país como Uruguay, donde el cooperativismo de vivienda da solución habitacional a cientos de miles de personas, ninguno imaginó que los diez apartamentos que pretenden levantar en la Ciudad Vieja pudieran llegar a los titulares de diarios, y a que esto fuera considerado por el legislador nacionalista José Carlos Cardoso como una peligrosa forma de discriminación: aquella que, oculta tras el discurso integrador, se vuelve contra sus enunciantes no haciendo más que reforzar la idea de exclusión.
El 26 de julio, el mismo día que la Junta Departamental de Montevideo decidió la enajenación de un predio para la cooperativa, el diputado dedicó varios de sus twits al asunto. Entre ellos: “Vendrán luego las Cooperativas de negros?, swinguer? heterosexuales? que barbaridad la idea de cooperativa de edificio para homsexuales!!!”. “La cooperativa de vivienda para homosexuales es violatoria de los derechos humanos fundamentales. Espero que algún Fiscal actúe de oficio.” “Cooperativa de viviendas para homosexuales crea un blanco fácil de atacar para los xenofóbicos. Les ofrece el lugar donde insultar, agredir.” “a quien se le puede ocurrir agrupar a la gente de acurdo a su opción sexual? Ayudarlos con la vivienda si, agruparlos no!!!” (Se respetan la ortografía y la gramática originales.)
¡DISPÉRSESE! La cooperativa lleva por nombre 28 de Junio, que es el Día Internacional del Orgullo Gay. Quizá por su propia militancia, y conociendo “las características del barrio, donde son varios los grupos discriminados”, Otero explica que decidieron que el salón comunal oficiara de espacio abierto a la comunidad “para dar charlas sobre discriminación, hacer talleres, abrirlo al barrio”. A la Intendencia el proyecto le resultó interesante, y en una resolución de 2005 (4167/05) dio el visto bueno a la venta de un predio municipal en la Ciudad Vieja para construir el edificio. Las autoridades de entonces entendieron que la decisión iba en sintonía con varios objetivos del gobierno departamental. Entre ellos: “fomentar la permanencia y/o reinserción de núcleos familiares en áreas centrales”, y la “promoción de la no discriminación de grupos y personas homosexuales, así como la realización de múltiples actividades de discusión, difusión y celebración por parte de grupos activistas en diversidad sexual”. El apoyo también “habilita que la experiencia adquirida por este grupo pueda ser trasmitida a todos aquellos que lo requieran, con la finalidad de que esta experiencia no se agote en sí misma y que sirva como ejemplo a replicar en toda la comunidad lgttb (lesbianas, gays, travestis, transexuales y bisexuales) tanto en Uruguay como en el resto de América Latina”, sostiene la resolución municipal, que menciona el visto bueno de la sección nacional de Amnistía Internacional así como el de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas para estos emprendimientos.
Por Mariana Contreras - Semanario Brecha
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