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domingo, 13 de enero de 2013

DE VISITA EN MONTEVIDEO - Relato Erotico Gay


Hace ya unos meses, era invierno, con mi amigo Carlos, nos embarcamos en el buquebus para atravesar el Río de la Plata hasta Montevideo, ya que quise hacer conocer, a mi amigo, esa ciudad, a pesar de tener poco tiempo (sólo dos días). 
Llegamos al hotel, nos instalamos y salimos a recorrer la ciudad buscando un poco de acción. No pasó nada especial, miramos a muchos chicos atrayentes, pero los uruguayos comenzaban a guardarse temprano debido a la ola de frío polar que azota a nuestras tierras del cono sur americano, así que... a dormir. 

La mañana nos levantó temprano, con frío, tomamos un taxi y nos fuimos al centro... No teníamos idea por donde comenzar... así que a la plaza de la catedral... que en nuestras ciudades de influencia española es siempre el centro. 

Andábamos muy perdidos cuando vimos llegar un autobús cargado de turistas con su guía, a quien le preguntamos cómo podíamos hacer para contactar un city tour. El chico nos dijo que tenía sitios en el bus y que luego hablaríamos del pago, eran sólo tres o cuatro dólares!!!

Subimos y comenzamos a dar vueltas por la ciudad, fotos van, fotos vienen. A mí me gustó súbitamente el guía, era un hombre de unos 35 años, alto y bien tenido, muy simpático y varonil. Algo había de especial en ese chico que me calentó, iba vestido con un pantalón ajustadito que ponía en evidencia su paquete y un culo bien proporcionado, marcado por el slip. Como solía pasar hacia atrás por el medio del pasillo, me arrimaba hacia fuera para poder rozarle su anatomía. Más de una vez hice como si nada fuera, hasta que noté que el muchacho pasaba más cerquita mío.... yo a full. 

Bueno, así transcurrieron las dos horas de viaje, hasta que en una de las últimas paradas frente a una playa, me preguntó de donde venía y si me había gustado...yo le dije ¿que cosa me gustó de qué?... mmmm bueno, de la ciudad, dijo. Ah sí, mucho! pero hay otras cosas que me gustan más, le repliqué... Se puso un tanto colorado y me dijo: ¿Qué cosas?... Los uruguayos, le dije... Bueno, ahí alguien se acercó y se cortó el diálogo. 

Al finalizar el viaje nos fuimos al Mercado de la Ciudad Vieja, donde hay buenos lugares de comida. En uno de ellos entramos casi todos los que veníamos en el autobús, y también entró Jorge (que así se llama el nene). Coincidimos frente a frente y comenzamos a conversar sobre variadas cosas, le pregunté cuántos tures le quedaban, me dijo que uno, y ahi me atreví a preguntarle si hacía visitas guiadas a una o dos personas, me dijo que no era habitual, pero que sí lo hacía. 

Bueno, le dije al guía que queríamos ver Montevideo de noche y las zonas aledañas, Jorge aceptó y quedó en conseguir un taxi en el que trasladarnos, pasaría a mi hotel a las 19 horas. Mi amigo desistió, porque quería visitar a unos amigos de la ciudad y luego nos reuniríamos para comer juntos. 

Jorge llegó puntualmente y nos fuimos a recorrer la ciudad, en el fondo, fue el mismo giro de la mañana pero ahora con cierto aire romántico... para mí que no soy muy romántico... pero íbamos sentados los dos atrás, algo incómodos por esa manía que tienen los taxis uruguayos de poner una separación con el conductor, para evitar robos y muertes... ¡bueno! 

Nuestras piernas rozaban constantemente y él no ponía ninguna resistencia, también a veces nuestras manos se estrellaban con el cuerpo del otro, en algún gesto algo (in)voluntario, así transcurrieron un par de horas. Me deslumbraba lo delicado de su acento (ya saben que en el río de la plata, nuestro acento no es nada suave) y su interés por aclararme las preguntas. 

Aunque yo en realidad iba más interesado en otros argumentos. Me contó que era casado y tenía dos hijos, que su trabajo como guía era casi una diversión ya que se ocupaba de otras cosas que no le gustaban mucho. Así llegó la hora de devolverme al hotel. Poco antes de llegar le dije que si podía invitarlo a cenar, me dijo que llamaría a su casa antes, lo hizo y dijo que sí... me encanta eso de tener que pedir permiso a las esposas...  

Estuvimos en un lindo restorán en la orilla de la playa, comiendo muy bien y charlando mucho, le conté de mi interés por los hombres y él dijo que era algo que le llamaba la atención, que le provocaba mucho miedo y que nunca había tenido una experiencia gay. 

Más me prendí... El discurso se fue dando hasta que le dije si quería viniera a mi hotel a quedarse conmigo... se puso muy nervioso y al final aceptó. Cerca de la medianoche llegamos al hotel (previamente había mensajeado a mi amigo para que no apareciera temprano). Al llegar, mi Jorgito se puso muy nervioso, medio perseguido, pero todo se calmó al atravesar la puerta de la habitación, me acerqué a él y le planté un besazo. Ciertamente no era de los mejores besadores, pero me supo como un bocado de dulce de leche... 

Estuvimos pegados largo rato acariciando -yo más que él-, sentía su cuerpo temblando de miedo y curiosidad. Yo, que soy un ávido del sexo, me cuesta respetar los tiempos ajenos e inmediatamente comencé a hurgar donde me apetecía... Pasaba mi pierna por entre las suyas hasta sentir crecer su pene de una manera extraordinaria, esa es siempre una buena señal; una clara respuesta que no deja lugar a dudas. Comencé a acariciar su pecho, viril y duro, con una vellosidad muy vistosa, su atisbo de panza y luego bajaba mis caricias hasta su bulto, que ya desbordaba de esos pantalones ajustados que llevaba puestos. 

Lo empujé suavemente hasta la cama y comencé a besar su cuello, me pidió que por favor no fuera a dejarle marcas. Le levanté la camisa y la remera y comencé a besar y lamer su pecho, duro y fuerte, con un dejo de sudor que venía muy bien, rasgos del trabajo de todo un día de ir y venir, hasta que le empapé los pelos del pecho con mi saliva. Le quité la camisa y la camiseta, también los pantalones. Me envolvió ese agridulce olor característico del cuerpo de un hombre, que a mí me provoca muchísimo morbo -sobretodo en estos tiempos de maniáticos por los perfumes- quedándose solo en slip estrechos que se ajustaban dulcemente a su cuerpo, con el pene desbordando de él y una clara mancha de presemen, signo del grado de excitación que el muchacho había alcanzado. 

Lo besé entero, a lo que poco a poco fue respondiendo con unos besos cada vez mas cálidos y fogosos, ya su lengua venía en busca de la mía y ahora era él quien me pedía que lo besara con cierta dureza, que le mordiera las tetas, que me lo recomiera... Sus pies y sus piernas tampoco escaparon a este arsenal de besos y lamidas que yo tenía, hasta que poco a poco me acercaba a su pene, aun bajo el slip, y él contorsionándose bajo el fragor de una batalla que siempre quiso librar y que, hasta ahora no se había atrevido... 

Me acercaba a su pene, lo mordisqueaba, refregaba mi nariz sobre él, pero al instante lo dejaba, y el pibe se quedaba con una gustito inacabado... se notaba que estaba probando sensaciones nuevas. Le quité poco a poco el calzoncillo y ese penetrante olor a cuerpo viril me envolvió y me hizo calentar mucho más. Comencé a besar su ingle, sus bolas, a tocar suavemente su orto, sintiendo como mis manos le producía descargas eléctricas al aproximarse a ese territorio virgen. 

Su pene no era de gran tamaño pero sí de grosor evidente, circuncidado y más morocho que el resto de su cuerpo, una abundante vellosidad cubría su virilidad, también su orto estaba muy peludo. Mi lengua se volvió loca lamiendo y chupando esa verga magnífica, que a cada rato expulsaba un ácido presemen, pero esa tensión crecía cuando junto con lamerle la pija yo le introducía mi dedo en su ano... para luego levantarle las piernas y comenzar un lindo beso negro... 

Así estuvimos largo rato, hasta que le pedí que se pusiera en cuclillas para poder escarbar mejor su ojete con mi lengua y mis manos, hasta producir descargas de electricidad que lo hacían gemir de placer. Luego le pregunté si quería mamar mi pija, me dijo que bueno, y entre lamidas y mordiscos y sus dientes que me provocaban algo de problemas, hizo la primera mamada de su vida, degustando mi verga como si fuera un manjar.... estábamos tan empalmados que casi casi acabábamos en cualquier momento. 

Me despegué un momento de él para buscar unos condones y le puse uno con mi boca, y como el muchacho seguía duro como piedra me senté sobre su abdomen para encajarme esa pija, y que comenzara a excavarme sin piedad, fuerte y violento como a mí me gusta. Comenzó a cojerme de manera extraordinaria, el grosor de su pene no impidió que entrase hasta el fondo y rápidamente. Comencé a moverme sobre él, a acariciar su velludo pecho y a tocar cada parte de su cuerpo con fuerza, evitando apretones que pudieran dejarle marcas. 

Después puse mis piernas sobre sus hombros y sentí como esa cabeza grande me penetraba de una manera increíble y como chocaba contra las paredes de mi culo hasta provocarle espasmos que lo hicieron derramarse dentro mío y caer aflojado sobre mi pecho fundiéndonos en un abrazo lindo y en un apasionado beso. 

Todo ese desenfreno después de un día de trabajo agitado, produjo un cansancio muy tierno que nos hizo estar amarrados un largo rato. 

No podía dejar de compartir esta alegría que me trajo Montevideo, aún tengo su olor pegado a mí, y eso no suele pasarme más que con algunas personas con las que tengo sexo y con las que realmente me involucro. No sé cuando volveré a Montevideo pero lo cierto es que volveré a hacer ese tour, aunque lo tenga todo re conocido. Besitos con sal del río de la plata.


Este Relato fue enviado por Marcos quien nos dice que su autor es: Alone.
  

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domingo, 25 de noviembre de 2012

EL COBRADOR DE GASTOS COMUNES - Relato Erotico Gay


Hoy de mañana me desperté sobresaltado por un sueño erótico, y mi pija estaba a mil, recontra dura y con muchas ganas de acción.

Yo estaba solo en casa, mi compañero ya se había ido a trabajar, eran como las nueve de la mañana y lo único que se me ocurrió hacer fue poner un video porno.
Elegí una al azar, me tocó una de Jeff Stryker, aquella que lo llevan a la cárcel y un poli se calienta tanto con él que terminan cogiendo.
También hay doble penetración anal!!!
Ignoro si hay truco o si es cierto, como entran por ese culo dos super pijas como esas y al mismo tiempo!!!

Yo estaba mirando esa película, con una mano me pajeaba y con la otra me tocaba el culo, las bolas en fin todo lo que me diera un poco de placer.
Me desconcentró el sonido del timbre. Si hubiese sido el timbre de abajo lo hubiese ignorado, pero no, era el de arriba.
Pensé:- será algún vecino que viene por algo?

Me puse una bata sobre mi cuerpo desnudo y apreté mi pija con la mano para que no se notara la gran erección que tenía.
Puse mi ojo en la mirilla, y vi a un muchacho desconocido.
Pregunté:- ¡Quién es? Y el chico me respondió que venía a cobrar los gastos comunes del edificio. No tuve otra solución que abrir.

Era un joven de unos 25 años, de cabello castaño oscuro, la altura sería como la mía, más o menos 1.70, usaba lentes redonditos y bastante chicos. Con mi mano derecha abrí la puerta, mientras la otra seguía apretando mi pija, para que no se notara en que estado estaba.
Le pregunté por Carlos (el muchacho que venía siempre), y me respondió que se había ido para España donde ya se encontraba el hermano.

Le dije que pasara al living que iba al dormitorio a buscar el dinero.
Cuando volví, antes de pagarle, el chico me pidió un vaso de agua, dijo que el desayuno le había dado sed.
Mientras fui a la cocina, se oyó un tremendo gemido de dolor y placer, supongo que fue en la escena de la doble penetración, porque la TV quedó encendida en mi dormitorio.
Le di el agua, bebió la mitad y me pidió disculpas porque me había interrumpido "en una joda".
Le dije que no, que simplemente estaba mirando un video.

Puso cara de descreído y le dije, no hay nadie, pasá al dormitorio y mirá por vos mismo que es un video.
Terminó el agua en silencio y nuevamente oímos los gemidos.
Le tomé una mano y lo conduje al dormitorio.
Quedó impactado por la escena y empezó a tocarse la bragueta que me di cuenta comenzó a crecer.

El muchacho no despegaba los ojos del televisor ni la mano de su bragueta, la otra mano la tenía ocupada con la carpeta de los recibos que tenía para cobrar.
Le dije:- “si querés, sentate en la cama y la podés ver”.
Se negó diciendo que tenía que seguir trabajando y tenía un horario para cumplir.
Le dije que faltaría media hora para terminar la película, que no lo iba a perjudicar mucho...

No tuve que insistir mucho, dejó la carpeta sobre la mesa de la TV y se sentó en la cama.
Yo me senté del otro lado. Imaginen, con lo caliente que estaba y con esa interrupción se me pasó un poco, pero ver las chupadas y penetraciones de la película, más la bragueta de ese muchacho muy crecida y esa mano que se acariciaba...
Se me paró nuevamente, pero ni intenté disimularlo, yo también me tocaba por arriba de la bata.
Hasta que no aguanté más y abrí un poco la bata y sin pudor ninguno la saqué y me empecé a pajear delante "del cobrador desconocido".

Me di cuenta que ni se fijó en mi, tenía los ojos concentrados en la película.
:-Ponete cómodo!! Mirá como estoy yo.
Ahí se desconcentró un poco, me miró sin saber que hacer.
Pero pudo más su calentura, se bajó el cierre del pantalón, metió la mano y sacó una espléndida herramienta, larga como la mía unos 19 o 20 cm de pura carne con un prepucio muy elástico que le cubría la cabeza de su pija, lo corrió hacia abajo y pude verle una cabeza rosada muy brillosa, el muy "ladino" se había calentado tanto que la tenía empapada de líquido preseminal.

Al verlo así me paré, me saqué la bata y le dije que estaría más cómodo, si hacía lo mismo y así podría pajearse a gusto mientras veía el final de la peli.
Guau! Desnudo era muy peludo, un culito bien paradito, la pija parecía más grande, claro yo había visto el pedazo que salió por su bragueta, pero adentro guardaba otro pedazo tapado por los vellos púbicos, la tenía muy parada, apuntaba hacia arriba por eso pude apreciar sus bolas!!

Qué bolas!!!
Impresionantes!! Se sentó nuevamente en la cama, yo me acosté, mejor dicho me senté con la espalda apoyada en el respaldo, él me miraba y nuevamente le dije:- ponéte cómodo.
Hizo lo mismo que yo, pero para mi sorpresa giró y su boca se posó sobre mi pija!! Empezó a mamar como un desesperado como si hiciese siglos que no se chupara una pija!!!
-Pará! No chupes tan rápido!! Vamos a disfrutarlo!
-Perdóname, desde que me casé que no hacía esto... tengo hambre acumulada. Ahora que empecé a chupártela me di cuenta lo que extrañaba no hacerlo. Hace tres años que me casé y desde ese día sólo me acosté con mi mujer.

Se puso arriba mío y me la empezó a mamar más suave, en esa pose pude verle su agujero anal, muy rosado entre un matorral de pelos negros, los corrí con mis dedos y pude verlo mejor.
Podía oler ese olor característico de pija recién bañada, hasta que no aguanté más y me puse a lamer su herramienta.
El gemía a pesar de que tenía su boca llena por la gran mamada que me estaba haciendo, hicimos un 69 muy agitado.

Le rocé su agujero con mis dedos, hasta que finalmente logré llegar con mi lengua, él seguía ocupado lamiendo la base de mi verga y mordisqueando mis bolas.
Pude lubricar mucho su ano, con la lengua y con la saliva que puse en mis dedos hasta que me dijo casi en un susurro.
-Metémela ya, no aguanto más.

Abrí el cajón de la mesa de luz y saqué un forro y me lo puse.
Yo seguía acostado boca arriba, pero mi cabeza ahora estaba apoyada en la almohada.
El se montó sobre mi, mirándome, levantó su pija y sus huevos con una mano y con la otra agarró mi verga y la llevó hasta la entrada de su puerta trasera.

Sentí cuando su culo se apoyó allí y mi pija empezó a abrirse camino hacia sus entrañas. El fue bajando y subiendo, les diré que me calentó muchísimo ver como le iba entrando poco a poco hasta la mitad.
Allí sus esfínteres cobraron elasticidad y el bajó bruscamente y quedó toda enterrada.
Con la caída soltó el contenido de su mano y sus bolas pegaron contra mis pendejos y su pija me apuntaba hacia el estómago.
Comenzó a subir y bajar, subía lentamente pero la bajada la hacía con fuerza y rapidez, como si no deseara que nada quedara afuera, al bajar se apretaba contra mis bolas como para que le entraran también.

Como se imaginarán así no duré mucho, largué mis chorros de semen en el condón que tenía dentro de él, mientras apretaba sus esfínteres como queriendo estrangular al visitante que tenía dentro.
Con sus dos manos se pajeaba a más no poder, con rabia y fuerza a la vez, emitió un aullido, sí porque eso que oí no fue un gemido de placer y miré su verga que estaba descargando una considerable cantidad de leche sobre mi pecho y vientre.

Una vez que terminó su descarga, se quedó muy quieto con mi pija todavía enterrada.
Como todos sabemos cuando se baja se sale sola, eso sucedió a continuación.
Me dijo que sin proponerse en buscar esto, había quedado muy satisfecho y se dio cuenta lo que lo necesitaba.
Se lavó, se vistió, agarró sus recibos para cobrar y se fue.

Pero antes me preguntó que si otro día sentía la necesidad de chupar una verga o de meterla en un culo podía venir.
Por supuesto que le contesté que sí. No me iba a perder la oportunidad de volverlo a hacer con alguien que inesperadamente me había hecho pasar ese maravilloso buen rato.

Espero que les haya gustado, no lo van a disfrutar como lo hice yo pero... tal vez a alguno le haga recordar algunos buenos momentos de sus vidas. 

Enviado por Javier X.



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domingo, 28 de octubre de 2012

LA PRIMERA VEZ CON MI SOBRINO - Relato Erotico Gay


Hace unos meses que mi sobrino de 19 años vive conmigo y mi señora, se vino de su ciudad para entrar a la Universidad en Montevideo. Si bien nunca hablamos del tema, algunas veces lo he encontrado con sus ojos en mi bragueta, la verdad no se si lo hacía concientemente o a mi me parecía que mi bulto le atraía. El es un joven muy atractivo y con un hermoso cuerpo, que realmente me atrae mucho.

Hace un mes aproximadamente, me desperté a media noche totalmente empalmado, empecé a pajearme muy lentamente, para que mi mujer no se despertara. Cuando estaba a punto de acabar, vino a mi cabeza el recuerdo de mi sobrino. Esa noche antes de cenar, él miraba tv cuando yo salí de bañarme envuelto en una toalla e inmediatamente su mirada se clavó en mi bulto.
Así fue que en mi calentura y sin pensarlo me levanté despacio para no despertar a mi mujer y decidí visitar el dormitorio de mi sobrino. Entré en su habitación, él estaba durmiendo totalmente en pelotas, su polla flacida estaba cubierta por su prepucio. Me acerqué lentamente para no asustarlo y le toqué el hombro, se despertó y me miró sorprendido.

- ¿Que pasa Tío?

- Nada, nada no te asustes, es que no podía dormir de lo caliente que me has puesto esta noche.

- ¿Y la Tía?

- Esta durmiendo no te preocupes.  
El me miró, viendo que estaba totalmente desnudo sonrió y se despejó enseguida.

- Tío la tienes como un mastil.

- Por eso, no podía más.

Al verme de esa manera se fué empalmando lentamente, me acerqué y le rocé los pezones con un dedo, le gustó que lo tocara, gimió entornando los ojos y se dejó hacer, parecía que esperaba esto desde hacía mucho. Yo chupé mi dedo y cuando lo tuve mojado le volví a tocar los pezones, su mano derecha inmediatamente agarró su pija y empezó a pajearse y a descapullarse asomando su capullo oscuro y delicioso, yo con la otra mano empecé a pajearme mas fuerte.

- Dejame sitio en la cama.

Me acosté a su lado busqué su polla con mi mano, el agarró la mia y empezamos una masturbación mutua, cada vez jadeabamos más y más y empezamos a transpirar, juntando nuestros cuerpos restregándonos uno al otro.

- Tío por favor para, que si nos encuentra la Tía nos mata.

- No te preocupes y disfruta.

- Pensar que nos puede sorprender no me deja relajar.

- Entonces... me voy? Si vas a estar más tranquilo...

- No, no, pone la tranca de la puerta... Quiero que te quedes, hace mucho que imaginaba tener esa pija, notaba que era grande, pero la tienes enorme...

- Entonces chupala toda, hasta el fondo, lo necesito.

Se amarró a mi pija y empezó una mamada fantastica, se llenaba la boca de saliva y dejaba que mi verga le penetrara hasta dentro, empecé a gemir como un poseso mientras le tocaba su pija y sus huevos peludos.

Muy rapidamente sentí que iba a acabar, me estremecí y dejé que mi verga le chorrearra mi leche en la boca, el no dejó de chupar pero era tanta mi leche que le salía por la comisura de sus labios. Yo me di la vuelta y me prendí de su pija, mi lengua jugaba con sus pelos.

Se la levanté y le lamía los huevos, me la metía hasta el fondo en la boca, mientras el gemía, noté que se iba a venir, le lamí la entrepierna y busqué los pelos de su hermoso culo peludito, de pronto soltó una gran cantidad de semen espeso y blancuzco que me mojo hasta la nuca.

Nos quedamos tumbados en al cama exaustos, poco a poco fuimos recuperándonos y volvimos a buscarnos los sitios erógenos uno al otro, su punto debil era la raja trasera y el mío mis pezones erectos.

Nos dimos gusto uno al otro, hasta que volvimos a estar empalmados de nuevo, el hizo que le tocara su culo y yo que me lamiera los pezones a fondo babeandolos, mientras yo buscaba dilatar su culo él se mastubaba con la otra mano, sin dejar de lamer mis pezones duros.

Nos fuimos acomodando de lado y mi capullo buscó la entrada de ano sin prisas, él me detuvo, me dijo que sin condón no y me indicó donde estaban. Volví y el se dedicó a colocarlo en mi pija con su boca. No aguantaba mas y regresé con mi pija a buscar su entrada, poco a poco fué coronando su ano hasta que encontró el camino de entrada, mi pija iba avanzando hacia adentro y él con sus golpes hacía atras facilitaba su entrada hasta los huevos, lo tenía estrecho pero era maravilloso como su culo me chupaba mi verga.

Mientras lo cogía le pellizcaba los pezones hasta que chillaba de dolor y placer, él se la tocaba y gemía.

- Sigue no pares me estás reventando de gusto "que gorda la tenes" 

- Toma, tomala toda, la sientes? la tenés toda adentro, no queda nada afuera.

- Si sigue así, como me gusta sentir tu pija gorda adentro, metela y sacala. Eso, empuja mas...

Estuvimos un rato así gozando como locos, le encantaba sentir mi verga gorda toda adentro y empujar hacia atrás gimiendo... 

- Me voy a correr, quiero hacerlo de nuevo en tu boca. Tomala chupala toda que me corrooooooooooooooooooooo.

- Agggggggggggggggg, que ricooooooooooo

Mientras el disfrutaba y lamía con su lengua mi semen caliente, busqué su pija y lo hice acabar en mi mano, parecía que no terminaba mas de salir su semen espeso y comenzó a escurrirse de mi mano, asi que decidí subir mi mano para probarlo. Era tanto que mi lengua no podía con todo y él colocó su boca junto a la mía y juntos terminamos de saborearlo.  

Nos quedamos pegados en la misma posición unidos por el sexo y por nuestros cuerpos por un buen rato.


Relato enviado por "Wilson 37" de Montevideo.


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domingo, 30 de septiembre de 2012

SE ME DIO CON UN TACHERO - Relato Erotico Gay


Bueno al fin se dio! Fui a buscar unas pizzas, estaba en el centro, ya me iba para casa, en esos días que uno no piensa en nada, que creo que son en los que mas se dan las cosas.

Compré unas muzzarellas, venía del laburo recansado, paré un taxi sin fijarme ni siquiera si estaba fuerte ya que estaba en otra. Fui a subir a la parte de adelante pero estaba cerrada por que era tarde, me fui a la de atrás.
Cuando me subí me di cuenta que era un guacho de unos 30 mas o menos y estaba relindo yo lamentando no estar adelante, cuando me dice:
- A donde vas?
- A casa, tan tranqui yo que no le veía otra historia que llegar a casa, en eso en la charla a los gritos tras las mamparas me habla la clásica del tiempo, etc., etc.
Y en una me dice: - de donde venís?
Le comento que del centro, que había paseado un rato después del laburo y que tenía ganas de algo pero que no se había dado.
Me dice: - de que no se dio?
- de acción le digo, me entendes, no?
- Si pero que buscabas una buena mina?
Y ahí “chan”, le digo o no le digo?
- Bueno no exactamente una chica si no algo con que divertirme tengo mucho que dar y largué un clásico je.
Cuando me dice de una: - te gustan los tipos,
le dije - se me nota?
- No pero por lo que decís.
– Si, la verdad te soy sincero busco un pibe que me de, quedó un rato callado, cuando de repente me dice: - y que le darías a alguien que te de, y pensé guau a vos mismo, entonces pensé, me arriesgo, le digo todo. Y le dije de una, sin pensarlo: - se la mamaría a alguien y me haría dar etc etc.

El no dijo nada, bueno en todo eso íbamos en viaje cuando me dice: - y vivís solo?
- Si claro y sin compromisos le digo, como para ver si pintaba.
- Guau, ando sin coger hace tres días o mas me dice,
y le digo: - tanto?
- Si es que con tanto laburo.
- Bueno le digo, acá siempre alguien dispuesto puede estar.
- Te parece? me dice. Bueno ya estamos llegando, a todo esto que pena.
- Le digo: mirá que vivo solo, te puedo hacer una buena mamada al menos no te vendría mal.
- Me dice: es verdad hace tanto que nada, que ando a pura paja así que no estaría mal.
- Bueno me dejas en la puerta, estacionás en la esquina y te venís.

Yo ni idea de que verga tenía ni que onda pero ya estaba todo hecho o sea no tenía mas que ver que pasaba.
Vino entró a la casa y luego se sacó la ropa.
- Me dice: tenés forros?
- Si claro.
- Bueno de mas.

Se la empecé a mamar y estaba enorme al palo, no tenía pelos, rubión, lo vi mejor en bolas. Era un caballo.
- Me dijo: nunca lo he echo yo así.
- Yo le contesté si si, como que no me importaba y luego ta, empezamos. 
Se la re-mamé, pero me quiso clavar a full.
- le dije: - calentame para cojerme esta cola y me la chupó y me decía: - que rica concha. Yo le siga el tren y luego me re-cogió mal no acababa mas.

Hasta que me dice: te va la leche en la boca?
- Si, todo bien no me la trago pero todo bien le dije.

Bueno y así fue, me echó un polvazo en la boca. Lo loco fue que no le alcanzó con un polvo, que siguió chupándome el culo hasta que me re-cogió de nuevo. Se sacó el forro y después me acabó en las nalgas, aluciné! Sin esperarlo tengo fecha y matrícula del taxi, lo único que no le pude sacar fue el cel, por que tiene novia.

Pero si ves a uno medio rubión de unos 25, lindote que no te corte en la primera conversación, encaralo por que está de película y le mide muy bien, es ideal es lo que había esperado y está que se parte!!!

Por Alvaro de Montevideo.

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domingo, 26 de agosto de 2012

MI CUÑADO (Segunda Parte) - Relato Erotico Gay


Espero que recuerden en que había quedado...

Entonces yo también me quité mi boxer. Mi pene casi del mismo tamaño que el de Eduardo y mis bolas colgantes, no tan peludas como las de él, pero sí grandes; quedaron en libertad también. Eduardo me dio su slip. Yo me lo puse, y el esbozó una ligera sonrisa cuando vió como me quedaba.

- ¿Sabes? Me dijo. - Cuando uso slip, me siento más hombre.

Después de un instante dijo: - ¿Ves como sí te queda bien? Déjame ver si no te presiona demasiado.

Y entonces puso su mano derecha en mis huevos con el pretexto de ver si el slip me ajustaba bien. Comenzó a palpármelos. Entonces mi pene se endureció como de rayo al ver a Eduardo desnudo y acariciando mis testículos sin ninguna vergüenza.

Al ver esto, Eduardo levantó lentamente la cara para quedar frente a mí, y sin pensarlo, me dio un profundo e inolvidable beso en la boca.

Permanecimos como dos minutos besándonos lentamente. Sentía como su barba rozaba con mi piel, excitándome aún más. Puse mis manos en sus nalgas y las acariciaba lentamente mientras continuábamos besándonos.

Sentía el calor de su pecho con mi pecho. Sus pelos rozando mi piel. El sabor del tabaco y cerveza me confirmaban que besaba a otro hombre, algo que solo había soñado en mis fantasías.

Pronto comencé a sentir la dureza de su verga en mi pierna. Yo también la tenía dura. Eduardo metió su mano debajo del bikini y comenzó a acariciar mis huevos.

Me bajé el bikini para que se liberara mi verga de la prisión de tela que la encerraba. Ambos nos acariciábamos los huevos mutuamente, y nos agarramos nuestros penes erectos.

Cuando terminamos de besarnos, Eduardo me dijo: - Siempre quise hacer algo con otro hombre, pero nunca supe si a ti te gustaría también.

Claro que me gusta - le dije. Solo que no había encontrado con quien hacerlo.

Entonces nos fuimos a una pequeña habitación que hay en mi casa y que usamos como "cuarto de huéspedes". Estaba en penumbras por la cortina que tenía la ventana, y tenía una pequeña cama y una mesa de noche con una lámpara.

Entonces Eduardo se sentó en la cama con las piernas abiertas y el pene bien erecto. Yo me arrodillé frente a él y comencé a besarle los peludos huevos. Se los lamía lentamente de arriba abajo, y le mordisqueaba con suavidad el escroto. Olía en medio de su maraña de pelos su esencia masculina y eso me excitaba aún mas. Luego comencé a lamerle la verga de arriba abajo como quien saborea un delicioso helado.

Eduardo echaba su cabeza hacia atrás disfrutando lo que yo le estaba haciendo. Me acariciaba el cabello de la cabeza, pero no me presionaba, ya que estaba extasiado gozando lo que yo le estaba haciendo.

Comencé a mamarle el pene. De arriba a abajo. Sentía la cabeza de su glande en mi garganta, y procuraba tragarme con gula toda esa hermosa y dura verga que tenía en mi boca. Con su miembro adentro de mi boca, le pasaba la lengua y él daba gemidos intensos de placer. Mientras tanto le acariciaba las bolas con una mano, sintiendo la forma colgante de sus testículos y sus fuertes y torneadas piernas.

Le mamé por un buen rato, después de eso, le besé lentamente el abdomen, los torneados pectorales, le mordisqueaba las tetillas y me excité mucho besándole las axilas y sintiendo el aroma y el sabor de su sudor de hombre en medio de su abundante vellosidad.

Entonces yo me puse de pie y fue Eduardo el que sentado en la cama, me empezó a mamar el pene. Lo hacía con ansias y a la vez con ternura. Me acariciaba las nalgas y mis huevos. Sentía el calor de su boca y el juguetón movimiento de su lengua en mi glande completamente descubierto adentro de su boca.

Después de esto, me besó el pecho, el cuello, y regresamos a darnos un largo y profundo beso en la boca, donde intercambiamos los sabores que cada uno había extraído del otro.

Entonces Eduardo me dijo: - Quiero que me la metas en el culo. Siempre he deseado sentir una verga adentro de mi culo.

Y diciendo esto, se puso boca abajo en la cama, levantando las nalgas hacia mí y abriéndose el trasero con ambas manos. Pude observar un negro agujero apretado, pero atrayente.

Sobre la mesa del cuarto, había un frasco de crema para la piel que mi esposa había dejado, y en un cajón había unos condones que guardábamos. Los tomé, me puse el condón mientras con la otra mano aplicaba una generosa porción de crema que esparcí en el ano de Eduardo para hacer más fácil mi penetración en el caliente agujero.

Y arrodillado atrás de él, tomé mi verga endurecida con la mano, y pasándosela de arriba a abajo en la abierta rajadura del culo, se la fui metiendo poco apoco. Lo penetré completamente. Eduardo pujaba y gemía de dolor. Me decía -¡Cabrón! ¡¡Me está ardiendo como no había ardido nada antes en mi vida!!! ¡Seguí así.... metémela más!

Tener a Eduardo indefenso de rodillas, mientras me lo estaba clavando con mi pija, me hacía sentir poderoso y calientísimo. Mientras lo estaba cogiendo por atrás, le acariciaba la espalda a ratos, y en otro momento, lo masturbaba. Su miembro no había bajado la erección y estaba muy mojado ya por el líquido preseminal que le salía.

Un rato después, Eduardo se dio la vuelta y saqué mi pene de su ano. Estaba boca arriba enfrente de mí y yo aún estaba arrodillado en frente de sus piernas. Me quitó el condón y comenzó a masturbarme desesperadamente. En ese momento, yo dí un grito de placer, y abundantes chorros de semen salieron disparados de mi verga, cayendo en el abdomen, el pecho y la cara de Eduardo. Mi caliente leche parecía no terminar y parte de ella seguía saliendo. Eduardo se pasó los dedos por la leche que le había caído en la cara y en el pecho, y se los llevó a la boca, saboreando mi esperma, con una pícara sonrisa.

Entonces, bajé rápidamente a la verga de Eduardo y me la tragué completamente. Se la mamé con desesperación, y no tardó en fluir un abundante río de esperma que me tragué casi completamente, con excepción de lo que resbalaba por las comisuras de mis labios. Sentí mi interior inundado por el caliente y viscoso líquido y lo saboreé como un delicioso néctar masculino.

Continuamos besándonos y acariciándonos todo el cuerpo. Intercambiamos los sabores de nuestro semen gracias a los profundos besos que nos dábamos.

Conversamos como habíamos disfrutado la experiencia, y como nunca antes habíamos descubierto que nos atraíamos. Eduardo me contó que al igual que yo, ama a su esposa, pero su atracción por los hombres, no había desaparecido cuando se casó con ella y formó su familia. Que los hombres le gustaban como amigos, y que como yo, él prefería un estilo de vida heterosexual, pero eso no quería decir, que no tuviera deseos de disfrutar con otro hombre que comprendiera su sexualidad.

Era la relación perfecta. Ninguno de los dos podría nunca hacerle saber a la pareja del otro la relación más allá de la amistad que teníamos, porque a nadie le convenía.

Eduardo me decía en tono de broma: - Después de hoy, cabrón; no voy a poder sentarme en una semana. Por tu culpa. Y se reía con ganas.

- Tenías mucha leche en esas bolas, cuñado - Le decía yo. No alcanzaba a tragármela toda.

- Tú sabes que con niños en casa, no siempre se puede hacer nada. A veces se enferman, hay que cuidarlos, o simplemente estamos muy cansados. Es por eso que venía muy caliente hoy - Me dijo.

Después de este episodio, Eduardo y yo nos hicimos más amigos aún. Teníamos algo en común que nos unía más. Nuestras familias se alegraban y estimulaban nuestra cercanía. A veces mi esposa me pedía que saliera mas seguido con Eduardo para relajarme y "hacer cosas de hombres", como ir a tomar un par de cervezas, ir a ver el fútbol al estadio, etc. Obviamente, ella pensaba que mientras yo estuviera con Eduardo, no le podría ser infiel a ella, pues él estaría vigilante. Claro que es así. No necesito serle infiel. Tengo una familia a la que amo, y un amigo que me comprende más de lo que cualquier amigo me haya comprendido en mi vida. Como siempre, le ayudo a Eduardo en lo que puedo con su familia y su carrera.

Nuestros encuentros sexuales con Eduardo han continuado. Nos hacemos uno al otro cosas que nuestras mujeres no saben hacerlas como a nosotros nos gustaría.¡Claro! Hay que ser un hombre para comprender que es lo que se quiere y se necesita. El sexo con mi esposa es dulce, tierno, cariñoso; pero el sexo entre Eduardo y yo, es un ejercicio entre iguales que saben lo que le gusta al otro que le hagan. Un ejercicio atlético masculino. Me imagino que eso es lo que se vivía en las olimpiadas de la antigua Grecia, cuando los atletas que se ejercitaban desnudos compartían más que las pruebas de resistencia.

Hace unos días me enteré que mi esposa está esperando nuestro primer hijo. Estoy loco de contento... Al fin mi sangre se perpetúa en las venas de mi primogénito. Claro que Eduardo estará allí como nuestro médico de familia, y ayudándome a ser un buen padre.

Espero les haya gustado, si les gustó espero sus comentarios...

Relato enviado por ALE.


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